Otra de Historia. Marcial García Martínez, El hijo de mi vecino.

Así es amigos lectores, lectoras, compañeros y compañeras, pitos y flautas...Sé que lo estabais esperando, así que esta es la biografía de Marcial García Martínez, el hijo de vuestro vecino.

Marcial nació el 14 de Septiembre de 1983 en San Javier (Murcia), tercer hijo de una familia con dos hijos mas.
Empezó los estudios en una guardería. Por aquellos entonces todos pensaban en Marcilillo como un chico de letras, de ahí que mi camiseta llevara un bordado de un lápiz con una letra, pero no fue así. Se empezó a notar algo raro en el lenguaje de Marcialillo cuando corría delante de las chiquillas gritando: "A que no me pillas cara de papilla" (siempre quise saber que tipo de cara es esa). Continuó con su crecimiento físico e intelectuas en el colegio Púbico Severo Ochoa (o como nos gritaban en los juegos escolares: Sabor a Anchoa). Colegio al que me aferran grandes recuerdos. En aquella época, Marcialillo seguía corriendo en los recreos, pero en este caso delante de gitanos con navajas que le gritaban: "como te pille te hago papilla". Es la juventud de un colegio duro y un barrio más aún. A la salida del colegio era raro el día en el que Marcialillo no veía a sus compañeros retarse cual pistoleros de un Oeste cercano: "!!A las 5 en el montón de las peleas¡¡".

Durante su dorada juventud practicó varios deportes en la replaceta (jejeje) de Torres Blancas. BRG (Baseball Rodeado Gitanos), AFRG (American Football Rodeao Gitanos), hasta que encontró un hueco que quedaba libre de gitanos, el Voleibol. Libre de gitanos porque era de nenas y maricones. No iban mal encaminados.
Lo cierto es que en la familia de Macialillo el Voleibol era un deporte habitual. Papá preguntaba por los deberes y Marcialillo no los tenia, entonces, saque de mano baja y sin que toque el suelo, mamá me colocaba otra sartá galletas.

Sus hermanos jugaban, sus primas jugaban, sus primos jugaban. ¿Que remedio entonces?. Pues así fue. Tras llegar a cinturón amarillo descolorido en Taekwondo (como pollas se escriba)el Patronato decidió que lo chavales de su edad no tuvieran acceso a ese deporte tan sano de darse patadas en las costillas y meter dedos en los ojos. Así que optó por aquello que practicaba toda su familia. El GOLIBOL.
Su prima Esther se hizo cargo de la enseñanza teorica de Marcialin, siempre rodeado de chicas. Los dedos encima del frentocho, baja el culo pa darle de antebrazos. Todo aquello que ahora echa de menos. Tampoco faltó en la teoría aquello de: "No dejes que el balón toque el suelo", "Cuidado con los esjinces". Una buena base y hacerlo de forma sencilla y divertida provocó que Marcialillo no cesase en su intento de mejorar en este deporte.
Un par de años después fue fichado (a cambio de una camiseta y un mikolapiz) por el C.V. San Javier. Siendo Infantil jugaba entre cadetes. Pasó su vida sin equipos de su nivel, por lo que siempre jugo en equipos de categorías superiores a la suya, siempre como jugador titular (porque eran 6 justos).
Seguían pasando los años y Marcialillo nunca tenia equipo de su categoría. Llegó a aceptar a los mayores como su equipo, pero todo acabó. El mamoneo en el deporte no tardó en llegar. El club se disolvió. Algunos cambiaron de club, otros de costumbres. Algunos se metieron al armario, otros salieron... y Marcialillo, se dedicó a la noche, el ron y a conocer todos los parques.

Años después, la madurez llegó a su puerta. ¡¡Mamá mamá, ya tengo pelos en los guevos!!.
Marcialillo comprendió aquella frase de "Mens Sana In Corpore Sano". La entendió en ingles: Men´s Ana In Corpores Ano (Los hombres de Ana en los cuerpos del ano).
No obstante optó por volver a su vida en el voleibol. Comenzó a jugar como el que no quiere la cosa con los antiguos miembros del equipo en pachangas en la playa y hasta ahora continua en pachangas, pero esta vez en la liga.
Esa es la vida de Marcialillo, el hijo de tu vecino. Seguro que me he saltado miles de cosas, pero, bastante es esto que creo que no lo va a leer nadie.

¡¡POR MI PEEEEEEEEINEEEEEEEEEEEEEEE!!